La familia de origen como prueba de fuego
Las reacciones emocionales desproporcionadas -también el aislamiento- nos muestran que no estamos en el presente.
La familia de origen suele ser lo más costoso de soltar y ante lo que es más fácil reaccionar sin medida. Pues es lo primero en entrar en nosotros, es el entorno dónde nació y creció nuestro ego, y sus influencias emergen desde lo más profundo.
Ahora la prueba más difícil y más dura es con nuestros orígenes de sangre, dónde residían las creencias y actitudes que cuando llegamos se convirtieron en nuestro alimento intelectual y emocional. Será en compañía de los guardianes de esos valores y dogmas, dónde más complicado será mantenerse en una presencia atenta, ecuánime y amorosamente conscientes de nuestras propias reacciones internas; que evitan el dolor y buscan el placer, volviendo al pasado para reprochar los errores cometidos o añorar experiencias no vividas, o irse al futuro por anhelar algo distinto a lo que hay o vengarse por el dolor que aún sentimos.
Las reuniones familiares pueden ser una magnífica ocasión para manifestar al guerrero o guerrera de la luz que llevamos dentro, reconocer las heridas y reconciliarnos con el pasado para volver al presente en atención y consciencia plenas.
José Maroto Mingo
Psicólogo y Psicoterapeuta Transpersonal
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