Hago mío lo tuyo que rechazo
Somos espejos para los demás, de la misma forma que el otro nos muestra nuestro reflejo. Cuando nos enamoramos amamos nuestro reflejo. Cuando odiamos lo rechazamos. Somos todo eso que vemos al mismo tiempo.
Cuando rechazo algo del otro, también lo rechazo de mí mismo, cuando culpo al otro también me lo hago a mí. Habitualmente no aceptamos de los demás lo que no podemos tolerar en nosotros. Es el llamado “efecto sombra”, vemos fuera lo que está oculto en nuestro interior. De la misma manera podemos ser implacables al resistirnos a una virtud o un rasgo positivo de alguien, un reconocimiento o un acto de amor y aprecio, sencillamente porque también nos cuesta aceptar eso bello en nosotros.
VIVE durante el día de hoy…
Tomo consciencia de lo que SIENTO -sensaciones de tensión, desagrado, etc- y PIENSO -juicios y culpabilizaciones, etc- y me reconozco haciendo algo parecido a mismo/a en ésta o en otras situaciones. Me perdono, me intereso por las motivaciones que llevan al otro a hacer algo que me duele, me libero y perdono, me libero del autocastigo y libero al otro de mi reproche. Abrazo todo cuanto vea fuera y dentro, como mío también. Abrazo el dolor, la ignorancia y el miedo que me impulsan a hacer daño al otro y que impulsan al otro a hacerme daño.
Aunque en lo superficial somos individuos separados, todos somos uno en lo profundo.
José Maroto Mingo
Psicólogo y Psicoterapeuta Transpersonal
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