Paso de «La Navidad»
Eso dice mucha gente que conozco. Cada vez más personas se atreven a expresar abiertamente que la Navidad de compromisos, materialismo y superficialidad no les gusta NADA. Aunque hay algo más…
Ya he compartido en otros post que la Navidad puede ser vivida de otra manera, es más, pienso que como sociedad necesitamos replantearnos el significado que queremos dar a estas fechas. Y dado que este es un Blog de Psicología Transpersonal voy a ir por ahí…
Estamos en pleno solsticio de invierno, en el hemisferio norte la duración de la luz del día se reduce al mínimo, y por tanto, la oscuridad y el frío reinan con vigor durante estos días. La naturaleza, la Tierra y el Sol nos invitan con su baile de dualidad lumínica y bajas temperaturas a recogernos física y emocionalmente. En realidad nos están ayudando a que vayamos hacia el interior, nos invitan a ver y tomar consciencia de lo que escondemos en nuestras zonas más oscuras e inconscientes; esta circunstancia climática externa nos influye mucho más de lo que podemos imaginar, al igual que la Luna y las mareas o la actividad electromagnética del Sol.
El invierno entra en escena! … es el momento de entregarnos a lo que escondemos, es hora de soltar control y rendirnos al cierre del ciclo vital que representa el año solar. Casi todo lo que brilla en nosotros pasa a un plano secundario. Así como es afuera es adentro, y en esta época del año vivimos el apagón de la luz del Sol para experimentar la mayor duración de la oscuridad en nuestro interior.
Esto podemos vivirlo de forma que notamos como emergen aspectos de nuestra sombra en forma de dolor, tristeza, melancolía, enfado, angustia… o … y aquí viene lo más interesante… intentamos forzarnos a sentir algo que choca frontalmente con lo que realmente estamos experimentando, entonces surge el conflicto entre lo que deseamos y lo que en verdad hay, y sufrimos, sufrimos y nos agotamos intentando también que los demás sean diferentes, pretendiendo que a nuestro alrededor estén felices, que se sientan cómodos, que no lloren, que no se enfaden, que no se angustien, que no discutan, que sientan alegría cuando realmente están tristes porque nadie ve su realidad de soledad y falta de empatía, o están enfadados porque alguien se empeña en que hagan cosas que no quieren hacer, y parece que «hay que» hacerlas porque es Navidad… y todos tenemos que estar contentos y hacer lo que dicen las normas familiares no escritas y fingir que, de pronto, no hay problemas entre nosotros… porque es Navidad.
Ser auténtico en Navidad es lo más difícil, pues parece que debemos sentirnos agradecidos a pesar de estar dónde no queremos, con personas con las que nos aburrimos. Y el que no traga con la costumbre familiar de negar la dolorosa verdad, está condenado a la soledad y el rechazo, se convierte en el chivo expiatorio. Estos suelen ser los más valientes pues se atreven a sentir lo que hay aunque sea políticamente incorrecto. La Navidad es una oportunidad para ser auténtico en lugar de manifestar emociones que no sientes, o fingir que tu dolor se ha disipado, y por supuesto, también para aceptar el amor que mereces independientemente de lo que sientas.
¡Disfrutemos de una Navidad Consciente!
José Maroto Mingo
Psicólogo y Psicoterapeuta Transpersonal
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