Te siento en mi

Uno de los mayores sufrimientos que devastan este mundo es la soledad. Me refiero a la soledad emocional, al vacío afectivo. Podemos estar rodeados de gente y aun así sentir un profundo y aplastante asilamiento del entorno. Esto sucede cuando nos encontramos con dificultades para trasmitir a los demás nuestra experiencia interna, a menudo ocurre por la auto censura o por vergüenza. La tragedia y el dolor se agravan cuando las personas de alrededor ignoran o desconocen el estado emocional interno que vivimos.

La falta de educación emocional, en el mejor de los casos, de la que somos privados desde muy pequeños, o sencillamente el maltrato psicológico al que estamos sometidos desde antes de nacer incluso, nos alienan y condicionan una generación tras otra. No hay culpables. Ahora somos responsables de crear una nueva manera de escucha y atención. Una empatía directa, de corazón dispuesto, de mente abierta y alma entregada.

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EXPERIMENTA HOY…

“Ponerte en los zapatos” de las personas que te encuentres. Cuando alguien te hable de si mismo, o exprese algún malestar o alegría, es decir, cuando “se muestre” escucha como si su mundo interno fuera lo único que existe. No es necesario que des consejos ni soluciones, simplemente muestra interés por lo que le ocurre, por cómo se siente, por lo que le ha llevado a esa situación, pregúntale qué necesita, que apoyos tiene… muestra interés de la misma forma en que te gustaría que alguien se interesara por ti cuando sufres de incomprensión. Concédele su “momento de gloria”, cómo si no hubiera otra persona más importante en ese momento. No consiste en maldecir o criticar a otros, sino en dar valor a lo que siente y necesita. Escucha como si en su pecho hubiera un corazón herido que necesita ser curado, o un niño solitario falto de apoyo. ¿Acaso no sabes lo que es sentirse solo?.