Revisemos la higiene terapéutica. No todo vale si tratamos de ofrecer ayuda. -2ª parte-
Tan importante es facilitar la sanación, como preparar al paciente para el encuentro con una nueva vida “sana”.
Para empezar, es básico comprender la diferencia entre “Proceso terapéutico e Intervención terapéutica”: No es lo mismo un proceso de psicoterapia, que un taller vivencial o una intervención terapéutica puntual. Un proceso consiste en una experiencia más o menos prolongada en el tiempo, y acompañado terapéuticamente por un profesional que proporciona intervenciones adecuadas a cada momento del tratamiento. Un taller o una consulta específica consisten, en una intervención aislada sin seguimiento de los efectos, y realizada en un momento determinado para tratar un síntoma más o menos concreto.
Cuando el objetivo terapéutico es curar una enfermedad física o mental sin avanzar en la comprensión profunda de la causa, o ignorando la necesidad de cambio interno, la oportunidad de aprendizaje y desarrollo que brinda, la sanación no tiene sentido. En cambio, si el objetivo es ayudar a tomar consciencia del cambio interno que la crisis nos reclama, o perdonar y amar con mayor profundidad y amplitud todo cuánto nos conforma, rodea y sucede, la sanación si tiene sentido.
Proporcionar un proceso o una intervención terapéutica que facilite un cambio a mejor es maravilloso, salvo, cuando no tenemos en cuenta que la persona sustenta su vida en patrones más o menos tóxicos que si desaparecen de golpe puede conllevar un efecto traumático; “siendo peor el remedio que la enfermedad”. Es fácil como terapeutas diagnosticar como enfermizo un patón psicológico. Es más difícil verlo y tratarlo con amor, y comenzar sin juicio a acompañar al paciente a dónde quiere ir, no adónde consideramos que debe llegar. Consiste en acompañar, no dirigir; este es el verdadero arte terapéutico.
José Maroto Mingo
Psicólogo y Psicoterapeuta Transpersonal
CONSULTAS
c/ Dr. Castelo, 36.
Madrid
+34 606 098 769




