Me gusta usar el término “Actitud Transpersonal” cuando me refiero a la práctica de la Atención Plena o Mindfulness en la vida cotidiana. Se trata de la integración o aceptación progresiva, global, sincera y profunda del ser humano que eres, con tus conductas, pensamientos, sensaciones y emociones.

Consiste en el cultivo y despliegue de la Consciencia Testigo, del Observador, del Ser Interno o Esencial.

Con una observación consciente o plena, ecuánime, desapegada, amorosa y compasiva. “Abrazando” todo lo que llega y marcha de nuestra consciencia. En el Aquí y Ahora. Observando lo que soy en apariencia, o lo que NO soy; un programa en parte consciente y en parte inconsciente, maravilloso, cambiante y complejo fabricado de:

• Conductas; comportamientos, movimientos sutiles o burdos.
• Ideas; pensamientos, anhelos, juicios, creencias o reacciones mentales.
• Sensaciones físicas; suaves o intensas, dolorosas y placenteras.
• Emociones; contractivas (miedo, rabia, tristeza) o expansivas (amor, confianza, alegría).

Este camino contemplativo lleva inevitablemente al contacto con la esencia primordial y divina que todos somos, al alimentar y expandir el amor incondicional que reside en nosotros. Descubriendo lo que SI somos. AMOR.