CUANDO ES CONVENIENTE UNA PSICOTERAPIA
Cuando no puedes hacer uso de tus propios recursos para solucionar el problema al que te enfrentas. Lo cual también es señal de que una oportunidad de cambio y crecimiento se presenta en tu vida. Es algo que podemos comprobar en estos momentos a nivel social, e incluso mundial. Las crisis nos obligan a desplegar todas nuestras habilidades, y a sacar de algún lugar de nuestro ser más profundo herramientas que ni sabíamos que teníamos. Entonces es preciso desarrollar nuevas fórmulas a partir de lo que ya poseemos. Soy de los que piensan que las dificultades aparecen cuando podemos enfrentarlas.
Cuando necesitas la visión de alguien que no pertenezca a tu entorno cercano, familiares o amigos. Alguien que te aporte una visión “desde fuera”, que sea lo más objetivo posible, es decir, que no esté influenciado por el problema directa o indirectamente. Recalco esto, porque a menudo aunque en nuestra familia probablemente tengamos a las personas que más nos quieren, ellos precisamente por eso, en ocasiones no pueden resistirse al miedo a que sufras y quizás creyendo que te ayudan pueden tender por ejemplo, a la sobreprotección. Quizá no pueden enfocarte en la búsqueda de soluciones porque tienen el mismo problema, o sencillamente forman parte de él consciente o inconscientemente.
La terapia empieza cuando enfrentamos una “incomodidad” que surge de lo interno (por cómo lo sentimos), o lo desencadena una situación y por esto nos sentimos incómodos. De esta manera, se hace evidente que no toleramos alguna parte de nosotros mismos o de nuestra vida, y la manera en que lo vemos se torna contraproducente. Ortega y Gasset dijo una vez: “yo soy yo y mis circunstancias”, y a esto me refiero. A menudo comento que vemos el mundo y nos comportamos, condicionados por lo que hemos vivido, las decisiones que hemos tomado después de las vivencias, así como las circunstancias que hemos facilitado después a partir de estas decisiones. Los aspectos que influyen en nuestra percepción de la realidad son pocos y simples en particular, así como variados y complejos como resultado de su combinación.
Observo que la terapia cumple el objetivo cuando la persona se acepta, se ama, o aún más, y como dice Bert Hellinger: "cuando la persona asiente a su destino”, es decir, cuando es capaz de amar lo que fue, es y será. O dicho de otra manera: amar todo lo que en su vida ES; independientemente de que sea agradable o desagradable. Esto afecta a distintos niveles simples que conviven en uno complejo. Así que debemos sentir lo que nos pasa aunque sea doloroso, y posteriormente trascenderlo para poder continuar el camino de la vida de manera armónica.
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